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La inflamación puede provocar asma al hacer que el revestimiento interno de las vías respiratorias se hinche, lo que produce mucosidad. Hace que las vías respiratorias sean más sensibles a los desencadenantes del asma. Los medicamentos farmacéuticos antiinflamatorios son recetados por médicos para detener este proceso y prevenir ataques de asma; sin embargo, estos medicamentos tienen efectos secundarios.
La astaxantina tiene la capacidad de atacar la inflamación de forma natural y sin efectos secundarios graves y se ha utilizado con éxito en la reducción de la inflamación en el tratamiento del asma.
Un estudio publicado en el Instituto Nacional de Salud en 2007 afirma que el papel de la nutrición en el asma tiene un lugar importante en el manejo de la enfermedad.
“La evidencia sugiere que existe inflamación en quienes padecen asma, así como altos niveles de células dañadas y radicales libres. Para combatir los radicales libres y las células dañadas (oxidadas), el paciente debe aumentar la ingesta de antioxidantes que pueden cancelar el desequilibrio.
En el pulmón, las vitaminas antioxidantes modulan el desarrollo del asma y el deterioro de la función pulmonar. Los estudios dietéticos sugieren relaciones entre el estrés oxidativo, la inflamación bronquial, el desarrollo de síntomas asmáticos y la reducción de las funciones celulares. Las intervenciones dietéticas pueden reducir el estrés oxidativo y prevenir o minimizar los síntomas asmáticos. Tales intervenciones pueden proporcionar un enfoque rentable para el control del asma que puede complementar las estrategias farmacológicas actuales”
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